martes, 29 de julio de 2008

FOUCAULT: LA ÉTICA COMO SUBJETIVACION [Primera parte]

Entre los años l976 y l984, Michel Foucault trabajó en sus dos últimos volúmenes sobre Historia de la sexualidad, y otros ensayos y conferencias que giraron todos alrededor del tema de la ética de la subjetivación. Pero para escribir esta obra reenfocó completamente su trabajo como él mismo indica al comienzo del segundo volumen de la mencionada obra. ¿Qué cambios se operaron en su pensamiento? En primer lugar, Foucault aduce que el poder no es el objeto principal de sus investigaciones. Declaración bastante sorprendente si se tiene en cuenta que desde Vigilar y castigar hasta el primer volumen de la Historia de la sexualidad todos sus escritos, entrevistas y conferencias habían girado en torno al tema de las relaciones de poder, siguiendo así, según sus propias palabras, la genealogía nietzscheana. En este último período que suele denominarse "ético" del pensamiento de Foucault él focaliza su objetivo en tres campos: 1) Los juegos de verdad, 2) los juegos de poder, 3) las técnicas de subjetivación. Es este último aspecto el que le interesa en su último período, y el que nos interesa resaltar en este artículo. En segundo lugar, hay una autocrítica en la que cuestiona el estudio nietzscheano del poder como enfrentamiento, como belicosidad. Esta autocrítica se encuentra en sus lecciones Genealogía del racismo. "Está claro que todo lo que hice en el curso de los últimos años se inscribía en el esquema de lucha-represión, y que es ésto lo que he tratado de hacer funcionar hasta ahora, que me veo obligado a reconsiderar, ya porque en toda una serie de puntos este esquema esté aún insuficientemente elaborado, ya porque creo que las mismas nociones de represión y de guerra deben de ser considerablemente modificadas, o, en último término abandonadas. En todo caso creo que se las debe reconsiderar mejor". (Foucault, l992, p. 31) Ahora va a atender al poder como "gobierno", y va a distinguir entre gobierno de cosas (tecnología), gobierno de hombres (política de estado) y gobierno de sí mismo (la ética). Esta triple división de los gobiernos aparece en el artículo La gouvernementalité. (La gubernamentalidad). En tercer lugar, hay también una nueva valoración de la Ilustración. Ello para cuestionar las simplificación posmoderna de Lyotard y en respuesta, por adelantado, a las críticas de Habermas. Desde luego, no se trata de los contenidos de la Ilustración sino de lo que Foucault denomina una "ontología del presente". Nuestro autor piensa que Kant se planteó esta pregunta ¿Qué somos nosotros en este momento? Pregunta que puede ser reiterada en cada presente y que conduce a la ontología del presente. En la misma línea de pnesamiento iluminista, Foucault destaca que no se puede criticar a la razón en términos absolutos, totalitariamente. En cambio, lo que es necesario es cuestionar la racionalidad de los códigos dominantes de la cultura, la racionalidad que sirve a efectos de dominación y sujeción de los seres humanos. Escribe Foucault: "Caracterizaré el ethos filosófico propio de la ontología crítica de nosotros mismos como un test histórico práctico de los límites que podemos superar y así como un trabajo que efectuamos nosotros mismos sobre nosotros mismos como seres libres". (¿Qué es la ilustración?, Poster, 1990, 311). Estos tres cambios, son supuestos necesarios para entender el viraje foucaultiano hacia la ética de la subjetivación. Foucault comienza señalando que el "cuidado de sí" se convirtió en el principio básico de razonabilidad ética y al mismo tiempo en una condición necesaria de la vida filosófica y en la forma de acceso a la filosofía. Foucault se refiere a los filósofos griegos del siglo IV antes de Nuestra era (aNe), a los estoicos, epicúreos e incluso cirenaicos. En su programa de investigación también estaba proyectado un estudio sobre la técnica de subjetivación en el Cristianismo, la cual aparentemente llegó a escribir pero no a publicar. De hecho el título de la obra era Las aventuras de la carne. Foucault distingue entre una moral como código y una moral que tiende a una ética. En la moral como código no es importante la práctica de la subjetivación. En cambio, en la ética lo decisivo es la subjetivación. Mas en los códigos morales también se suponen unas prácticas de subjetivación, por ejemplo el cristianismo. Parece, en Foucault, más bien una cuestión de énfasis, esto es, le interesa destacar no los códigos morales, que en realidad no cambian mucho, sino más bien las técnicas de subjetivación. Foucault responde a quienes veían en su teoría de las relaciones de poder un determinismo donde la libertad brillaba por su ausencia. La ética se convierte en el núcleo central de la filosofía, y tanto la una como la otra son definidas como elucidación de las técnicas de subjetivación. "La filosofía es el conjunto de los principios y las prácticas con los que uno cuenta y que se pueden poner a disposición de los demás para ocuparse adecuadamente de uno mismo o del cuidado de los otros". (Hermenéutica del Sujeto, Fondo de Cultura Económica) Foucault había criticado la moderna filosofía del sujeto, pero en este período ético va hablar y escribir insistentemente de la subjetivación. Por eso escribe: "El sujeto no es una sustancia. Es una forma y esa forma no es siempre la mismo..., lo que interesa es precisamente la constitución histórica de esas formas diferentes del sujeto en relación con el juego de la verdad". (HmM, l994) En otras palabras, el sujeto de la modernidad que Foucault criticaba era un sujeto ya constituido, un sujeto estático, pero ahora de lo que se trata es del dinamismo por el cual el sujeto se constituye a sí mismo, es decir, de un proceso de subjetivación. "De la idea de que el sujeto no nos es dado, pienso que se deriva una consecuencia práctica: tenemos que crearnos a nosotros mismos como una obra de arte". (Dreyfus, 1990) Foucault habla de la sustancia de la ética en el sentido de aquello que en el ser del sujeto está abierto a una transformación histórica. Y es la libertad práctica la que nos invita a esta transformación. Es la posibilidad de dar un "nuevo impulso, lo más vasto posible, a la obra inacabada de la libertad". (HmS, p. 213) Es, como comenta John Rachjman,la libertad "como manera de escoger una manera de ser". (Rachjman) La sustancia ética para los griegos son los placeres (aphrodisia), para el Cristianismo esa sustancia ética es el deseo. Foucault explica esta sustancia ética ampliamente:
"El individuo circunscribe la parte de sí mismo que constituye el objeto de la esta práctica moral; define su posición en relación con el presente que sigue, se fija cierto modo de ser que valdría como realización moral de sí mismo y para hacerlo así obra sobre sí mismo, se empeña en conocerse, se controla, se experimenta, se perfecciona, se transforma". (Uso de los placeres, p. 35)