miércoles, 30 de enero de 2008

Aquella

Por qué se ha quedado todo quieto. Creo que ya no hay viento. Y las sombras, que frecuentemente ruedan sobre la plaza como si estuvieran montadas sobre pequeñas ruedas, se han quedado bien fijas. Quieto... Quieto... No se ve la línea delgada, negra, que otrora las separaba del suelo.