lunes, 17 de noviembre de 2008

Estoy pensando que..

he nacido en un tiempo en que la mayoría hubo perdido la creencia en esa idea de Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido: sin saber por qué. Y entonces, porque el espíritu humano tiende a criticar porque siente, la mayoría ha elegido a la Humanidad como sucedáneo de aquella idea. Pertenezco, sin embargo, a esa especie de humano que está siempre al margen de aquello a lo que pertenece, no ver sólo la multitud de la que se es, sino también los grandes espacios que hay al lado. Por eso he abandonado a Dios tan ampliamente.
A quien como yo, así, viviendo no sabe tener vida, ¿qué le queda sino, la renuncia por modo y la contemplación por destino? No sabiendo lo que es la vida religiosa, ni pudiendo saberlo, porque no se tiene fe con la razón; no pudiendo tener fe en la abstracción del hombre, ni sabiendo siquiera qué hacer de ella ante nosotros, nos quedaba, como motivo de tener alma, la contemplación estética de la vida. Y, así, ajenos a la solemnidad de todos los mundos, indiferentes a lo divino y despreciadores de lo humano, nos entregamos fútilmente a la sensación sin propósito, cultivada con un epicureísmo sutilizado. A lo absurdo. Al desasosiego más humano.
[adaptación libre del desasosiego]